En una primera aproximación se definió el marco teórico desde el cual se abordó el estudio de lo social, así como algunos parámetros y lineamientos conceptuales marcados por los debates internacionales y nacionales que resultan de gran relevancia para encuadrar el análisis. Se incluye también, la fundamentación de algunos aspectos que han sido revisados respecto del abordaje social desplegado en la primera etapa del PDES 2030 (2011).

El abordaje social de una realidad parte de la aproximación al conocimiento del grupo humano o comunidad que la construye y de las relaciones sociales que se establecen. Por ello el foco se pone en entender los procesos sociales desde una perspectiva sociológica: es decir, como resultantes de las interrelaciones entre la estructura social objetiva del territorio (red de relaciones sociales, políticas, económicas, juegos de poder e intereses) y las prácticas específicas de los agentes sociales, constituidas por subjetividades, motivaciones, percepciones. Siguiendo a Pierre Bourdieu, las personas se consideran agentes sociales con capacidad para moverse y actuar según los intereses (motivaciones, sueños, expectativas, necesidades, etc.) específicos que conducen sus acciones en el espacio social donde se desenvuelven. En esta misma línea, las relaciones sociales se definen a partir de la posición de los agentes en el espacio social donde interactúan. Y estas posiciones se definen en términos de capitales o recursos (simbólicos, materiales, sociales, culturales, etc.) con que cuentan los agentes para actuar. Esta conceptualización explica la manera en que cada uno de nosotros, como agente social, actúa según un hábitus -o modo aprendido de hacer- determinado, el cual es producto de una dialéctica entre las estructuras sociales y las percepciones que tenemos de ella. Por eso, cada cual desde “su lugar” se vincula con los otros en un juego estratégico que es interesante descifrar y conocer para comprender una realidad determinada.
Frente a la multiplicidad de escenarios y contextos que se presentan en el territorio provincial, el análisis social en los Planes de desarrollo se impone como sustento para la presentación y descripción de la realidad que queremos proyectar.
La visión original del PDES 2030 se presentó como un enfoque estratégico centrado en la persona humana, cuya meta consiste en la constante promoción y el desarrollo integral de las mismas. A tal premisa le agregamos el anclaje social y cultural que toda persona lleva en sí como parte de una comunidad. Proponemos entonces un enfoque que permita comprender tanto a las personas -agentes sociales- como al contexto espacio/temporal que los integra y constituye como seres sociales. Así, se logra una visión de proyección a futuro asentada en el conocimiento holístico de los protagonistas (grupos e individuos) y en la consideración de las condiciones en las que llevan adelante sus vidas.

El acuerdo alcanzado entre los diversos sectores y agentes partícipes de la construcción del PDES 2030 se mantiene vigente en la actualidad. Aquella visión global de la provincia para los años por venir, dominada por una mirada consensuada estratégicamente y fundada en las potencialidades inherentes de la provincia; que emanan de sus características territoriales, económicas, sociales, culturales y políticas; es lo que permite demarcar las misiones y acciones de los salteños en general, pero de los diversos sectores componentes en particular. No solo desde la estructura organizativa provincial: Gobierno de la Provincia, organismos públicos y municipios, sino también para todas las entidades que se desenvuelven en el ámbito público: asociaciones, cámaras, fundaciones, gremios y hasta cada salteño en particular, como individuo que trabaja, produce y se desempeña en comunidad.

En esta instancia de actualización intermedia, es posible contemplar cuestiones que, con el devenir de la economía y la sociedad, se han ido transformando. Permitiendo, a través de este ejercicio, ajustar acciones para alcanzar aquellos objetivos estratégicos de más largo plazo. También se abren nuevas posibilidades en un mundo que cada vez más vertiginosamente presenta cambios de fondo que obligan a construir resiliencia y evolucionar a la par, para así poder asirse de esas nuevas oportunidades y fortalecer las debilidades con la mayor antelación posible.

Desde el punto de vista territorial, la actualización del PDES 2030 marca un nuevo desafío para la planificación estratégica de la Provincia de Salta, habida cuenta de la fuerte dinámica que los procesos de planificación sectorial han tomado en los últimos años, y en particular a partir de la formulación y publicación de la primera versión de este Plan.

Este desafío se relaciona con el paso de una situación previa de “insuficiente planificación”, percibida en mayor o menor grado por la sociedad y la opinión pública, a una situación actual en que la principal demanda, evaluada desde el punto de vista de los promotores de este proyecto de actualización, es la de optimizar y articular ese cúmulo de procesos e iniciativas estratégicas ya formuladas, en un conjunto sistematizado, bajo el concepto aglutinante de “Planificación Multiescala”.

Tales escalas involucran desde aquellos espacios de concertación supranacional de los cuales forma parte la Provincia de Salta, hasta las locales, aún al nivel de pequeños municipios, y no son concebidas como el tradicional “planeamiento en cascada” desde los niveles superiores a los inferiores, sino como procesos multidireccionales en los cuales las instancias participativas garantizan la consideración de todos los actores sociales involucrados.

El concepto de Planificación Multiescala mencionado es, además, abarcativo de distintas escalas no solo territoriales y físicas sino también temáticas, e implica una integralidad en la visión del territorio, más allá de la diversidad que la rica y compleja geografía salteña impone como dato de partida.

El abordaje aplicado en esta actualización de los aspectos territoriales incluye la utilización de conceptos y principios básicos tales como la búsqueda de un “equilibrio dinámico” entre los ecosistemas naturales, urbanos y rurales – productivos, garantizando la persistencia de ese territorio como el soporte físico óptimo para el desarrollo humano de la población salteña y como prestador de servicios ambientales que contribuyan a la sustentabilidad local y global.